Dentro del fabuloso libro «Volar damunt l’aigua» de Peter Greenaway, editado por Merrell Holberton, encontramos este pequeño tesoro:
«Las velas se encienden para propiciar buenos augurios. Se enciende una vela para iluminar el camino. Se encienden para apaciguar los dioses y recordar los que nos han dejado. En esta exposición imaginaria, las velas se sitúan a medio camino entre la cera que las ha fabricadas y ha creado su forma y su mística, y el faro dédalo, su resultado inevitable. Durante los siglos los arquitectos han construido faros en forma de velas. Queremos que este conjunto de cien velas encendidas representen un centenar de faros. Son una evocación y una guía. » – Peter Greenaway