Francesca Abella: Historia de una mujer emprendedora

 

En el siglo XIX, una mujer del Pallars dejó el pequeño pueblo donde vivía para aventurarse en la ciudad. Francesca Abella montó un pequeño obrador de cirios en la Plaça del Pedró en el barrio del Raval de Barcelona, en una época en que la luz del sol se usaba para blanquear la cera y las velas iluminaban las noches oscuras.

Francesca Abella era una mujer fuerte que decidió formarse en el arte de la cerería, sacando adelante una empresa en la que imprimiría toda su determinación y capacidad para reinventarse en un tiempo en el que los negocios no eran precisamente ‘cosa de mujeres’.

Francesca derribó prejuicios y obstáculos y levantó un negocio próspero que ha sabido reinventarse tras casi 160 años. Hoy la empresa Cerabella no solo es un de referente, sino que vela por un legado de valor incalculable. Una manera de entender la cerería desde un espíritu inconformista y valiente, respetuoso e innovador, como su fundadora.

 

 

Compartir en redes sociales